viernes, 25 de noviembre de 2011

25N

Con todo lo preocupante que resulten los datos de esa encuesta que viene a demostrar que, en general, nuestros adolescentes son bastante borricos, lo grave no creo que sea lo que piensen a los 14 o a los 16 (aunque es, sí, muy grave que piensen y digan y hagan esas cosas): lo que de verdad es grave es que las hagan, las digan y las piensen luego, a los 20, a los 25, a los 40...

El asunto sucio de la violencia de género, o machista, o como se la quiera llamar (y si ya empezamos a discutir sobre la denominación antes de entrar en materia, ahí hay un síntoma) es hasta qué punto parece asumida, hasta qué punto se banaliza y se echan balones fuera, hasta qué punto se marea la perdiz y se saca la artillería contra el feminismo, contra las políticas de cuotas, contra las leyes que intentan proteger a las maltratadas... Hasta qué punto se asumen como "normales" opiniones y situaciones que no lo son, que nunca pueden serlo. (No, yo no creo que todas las opiniones sean igual de respetables. Las hay condenables.) Y hasta qué punto todas esas actitudes machistas y casposas y deplorables que demuestran nuestros cachorros  en la encuesta (y en su comportamiento habitual: salgan a la calle, abran los oídos) no se aprenden en la escuela ni en los medios (que no, que en la tele y en el cine y en los tebeos no solamente hay material de encefalograma plano): se aprenden en casa. Eso es lo más grave.

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