Sin abandonar las iniciativas de Sinsentido, no quiero dejar pasar más tiempo sin comentar mi lectura de World Trade Angels, una de las novedades últimas que han llegado a las tiendas.
Es un libro extraño, lo digo de antemano. Porque está escrito con sumo cuidado, con una extrema delicadeza. Porque maneja materiales sensibles, porque transita los senderos de la ternura y del dolor. Y para hablar de miles de muertes, de lo insensato del horror, se elige una única muerte, un caso específico. Y se narra desde fuera, con ánimo casi entomológico: a ello ayuda una propuesta gráfica más cercana a la señalética que a la empatía, heredera de la tradición exquisita de los Swarte, Evermeulen y Ware (no sé si por ese orden, pero seguramente sí).
Es una historia que nos hace acompañar en su desconcierto a un personaje que se niega a ser consciente del terror, alguien que no admite su propia pérdida. Una historia que tiene mucho de Auster en el tratamiento de la realidad cotidiana y en el dibujo del misterio que acecha detrás de ella. Una historia que engancha, desarrollada con buen pulso y un ritmo lento, adecuado, de respiración, de sueño.
Sus autores son unos recién llegados, como quien dice, a nuestro medio, pero no unos aprendices de lo suyo. Por un lado, un escritor fantástico, Fabrice Colin, con una veintena de títulos en su currículo. Por el otro, Laurent Cilluffo, cuyo trabajo puede disfrutarse desde hace años en The New Yorker. Entre ambos han elaborado una elegía discreta, elegante, como susurrada al oído.
La edición de Sinsentido, ni que decir tiene, es ejemplar. El libro no acaba de serlo... quizá porque la parte del león emocional se la lleva lo literario en detrimento de un grafismo espectacular, delicado y meditado, pero no especialmente narrativo ni, desde luego, cálido.
Una propuesta, en cualquier caso, más que interesante. Si pueden, echen un ojo...
5 comentarios:
Señor Naranjo, sin animo de ser puñetero pero... ¿no cree que da demasiadas pistas de por donde va la historia? Lo digo mas que nada por que yo lo compre pensando que trataba de como habia afectado a los neoyorquinos el 11-S y me sorprendio el derrotero por el que acaba desarrollandose el libro (que apunta a lo que usted dice)... Quiza en la primera lectura tenia yo el dia menos avispado y atrapado por la historia no la vi venir (la cual tampoco es que sea un alarde de inspiracion), pero con su comentario podria, quiza, desvelar mas de lo conveniente y afectar al desarrollo de la informacion presentada al lector...
Por otra parte, un tebeo francamente recomendable y con una edicion soberbia.
Mmmf... pues igual sí, amigo César. Me releo y a lo mejor doy alguna pista más de la cuenta... Sorry...
(Aunque, como bien dice usted, no es que sea un prodigio de inspiración, esa vuelta de tuerca...)
Visualmente es muy hermoso. La historia la encontré, paradójicamente, demasiado fría. Falta sentido del humor y quizás sobre alguna página. También me olí la trama, por cierto. Peroinsisto: gráficamente es muy bonito.
Uy, señor Absence, usted por aquí... Hacía tiempo que nos saludábamos.
Estoy muy de acuerdo con usted en que el libro es visualmente potente... pero creo que la frialdad de la historia nace justo de la falta de engranaje entre el estilo gráfico y lo que se cuenta... o cómo se cuenta, no sé bien...
Yo pienso que es más el qué que el cómo. Vamos, que la historia me pareció un poco blanda. No sé, es difícil de explicar. Tampoc creo que aporte nada al 11-S, es decir, funcionaría igual intercambiando ese suceso por otra desgracia...eu... cotidiana u ordinaria.
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