viernes, 14 de enero de 2005

Titan...

Bombardeo de noticias, tsunamis aparte. Maremoto político desde el Norte (más bien trivial, desde mi punto de vista: hablemos en el Parlamento, votemos... ¿no es eso la democracia?). Terremoto de tapadillo desde allende el Atlántico: que al final va a ser que no había armas en Irak. Vaya por Dios. (¿Disculpas? Sí, hombre... En eso están pensando...)

¿Más? Y peor: que murieron el año pasado más mujeres (a manos de sus parejas o ex) que los anteriores.

Luto. Todos deberíamos llevarlo. (Luto moral, sí... Cuando en la calle, en los bares, en los autobuses, aún se escucha tan a menudo la coletilla del algo habrán hecho...)



Noticias menores, de las que todavía hacen que a uno le brillen los ojos como cuando leía Flash Gordon de pequeñito (es un poner, entiéndanme): hoy desciende sobre Titán la sonda Huygens. (Ya lo ha hecho, creo... Esto de los horarios es un poco raro...) Y, hace uno o dos días, despegaba otra sonda, destinada a agujerear (así lo explicaban los telediarios, sí) un cometa. (El próximo 4 de Julio... Esta gente de la NASA, otra cosa no, pero escénicos... un rato.)

A ver qué encuentran. (A ver si funcionan...)


Titan. Stephen Baxter tiene un libro titulado así. (Está... ya saben, en lista de espera. Como tantos.) Habla de una expedición (sin viaje de retorno, creo... no me hagan mucho caso, no la tengo a mano y hablo de memoria) al satélite de moda. Como en muchas de las suyas, el final de la novela es... ultracósmico.


Ayer, por cierto... Mihura. Prosa y obra gráfica. (¡Línea clara!) Una gozada, poco apta para leer en el metro: pesa un quintal.

(Quizá la semana próxima, cuando compruebe cómo anda el presupuesto, me lance, ya sin red y sin remedio, a por el volumen de teatro...)


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(¿El trabajo? Bien... La tormenta no abandona el horizonte; de hecho, no tardará en volver a soplar... Ya les iré contando, si merece la pena...)