Fue la primera película de Kathryne Bigelow, una estilizada fantasía de carretera y manta, navajas y outsiders. Una belleza. Pude verla en el Canal+ cuando estaba abonado y todavía tenían un cierto afán exclusivo que se traducía en buen cine, cero cortes publicitarios y respeto escrupuloso en los horarios. Hace ya un buen puñado de años de eso...
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