mosqueo

Me van ustedes a disculpar, pero es que vengo escuchando y leyendo estos días algunas cosas y les tengo que decir, que si no reviento, que estoy hasta los cojones de los exabruptos indignados de dignísimos intelectuales que expresan su desprecio por los que cometen (cometemos) el pecado civil de no pensar como ellos. Lo último, el rifi-rafe entre la Otero y el señor Espada, en el que éste se pone, ya digo, dignísimo y ofensivo no ya con ella, que también (y de muy malas formas), sino con toda esa gente que se ha sentido ofendida por la bobada de Rosa Díez y lo gallego peyorativo: que si provincianos, que si pueblerinos, que si estúpidos... Poco antes, unas declaraciones de Pérez Reverte (ya saben, el indignado profesional que no es de derechas, ni de izquierdas, ni de centro... el que se lamenta de que las mujeres de hoy van por la calle sin glamour, sin medias de cristal y que parecen camioneras...) sobre el analfabetismo del país, de verdad ofensivas y, sobre todo, despectivas, como dichas desde lo alto de no sé qué tribuna moral.

Vale ya, ¿no?