breviario de así están las cosas

Bueno, pongámonos al día. La cosa es que la Sociedad de la Justicia está dividida en dos mitades: están ellos, skrulls infiltrados, y estamos nosotros, los buenos. Y hay un único voto que decide; lo tiene una de ellos, que al parecer no ha sido contaminada y tiene, además, ovarios de adamantio (uno de sus poderes: el otro, la contabilidad, es menos vistoso), y nos apoya pese a la hostilidad de los suyos. Lo demostró en la asamblea del jueves, cuando la pusieron en evidencia y se levantó con toda la tranquilidad del mundo para decir que sí, que había votado con nosotros, que tiene voluntad propia y opinión y nadie le va a decir qué tiene que hacer. Así que ganamos, por la mínima, y pudieron los nuestros ir a enfrentarse al Lado Oscuro en la mesa de negociación con respaldo.

¿La negociación? Una mierda: la empresa pone encima de la mesa, como condición primera, el sacrificio ritual de algunos compañeros. Y, si bien los skrull parecían considerarlo un gesto negociador, los nuestros dijeron que por los cojones. Y así está la cosa: mañana, a eso de las once y media de la mañana, estaremos por allí (ya saben, puerta de Goya, puerta de Jerónimos...) con pancartas y silbatos, que se inaugura exposición de postín y a lo mejor hasta molestamos. (Si quieren pasarse por allí no se priven, que igual entre todos nos reímos.)

Y, la semana siguiente, paros. A ver si, con un poquito de suerte, les cerramos el chiringuito durante un rato... o dos, o los que hagan falta.


Por lo demás, bien. Cansado y con alguna subrutina atascada en un bucle (a ver si la localizo, que tengo la cabeza un poco así), pero bien. El sábado pudo haber salido mejor, pero hoy se ha pasado bien: buena tripulación, es lo que tiene.


Y ya.