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Estos días pasados han llegado dos nuevos envíos al edificio Baxter. El primero fue, justo antes de las fiestas, la primera referencia de la nueva editorial Ando Liado, de bello título: Los practicantes del espanto. Se trata de un artefacto extraño, delirante, firmado por Pierre la Police, anónimo activista del absurdo. Con una factura plástica que me recuerda un poco a Willem y a Pétillon, el libro supone una perfecta bomba dadaísta llena de momentos y frases memorables: "Pero, en vez de matar a Porfirio, Fongor se equivoca y le sirve un plato de mejillones"; "Fongor corre a cámara lenta porque acaba de comer pavo"; "Y, en contacto con la radiactividad, los mutantes Themistecles vuelven a su estado primitivo: de calabacines". (Más información, en casa del Carcelero.)

El segundo envío contenía el nuevo tebeo, autoeditado, de Álvaro Ortiz: Fjorden. Una belleza de lectura ligera y nórdica, con dioses y cruceros, con lobos y serpientes de mar, con zombies... con todo lo que un tebeo tiene que tener para que guste, en fin. Sin textos ni diálogos, con una sabia utilización de los dos tonos de color, Fjorden es una lectura fresca y estimulante que deja con ganas de más (como debe ser). Un divertimento, un experimento... y una joya.