De mañana, después de afeitarme (que ya iba pareciéndome al feo de La Casa de la Pradera), a la compra, que en la nevera ya había eco. Una colada, leer la prensa (superdivertida hoy, con lo de la SGAE), hacer la comida. Luego de un breve vacío en el sofá, fregadero y más compra, que quedaban cosas por traer.
A media luz (toldos y persianas a media asta) he leído después un libro tremendo que llevaba tiempo sobre la mesa de pendientes: el Cuadernos Ucranianos de Igort, una belleza. Y he leído luego el último Hellboy de Mignola y Corben, deliciosamente macabro. Y me ha dado la hora que me ha dado, y hay que pensar ya en la cena.
Allá va el sábado, en fin. Mientras tanto, Fellini medita:
(by Liniers)
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