Vendaval y bochorno: esto también es el verano. Los toldos rechinan, me acuerdo de ese segmento de El sentido de la vida, ya saben, el de los empleados que se amotinan y toman al asalto su edificio y, velas al viento, navegan por la city asaltando otros inmuebles de oficinas y pasando por la quilla a los banqueros.
Estoy leyendo estos días. Polina, de Bastien Vivés: emocionante, todavía lo tengo que asimilar. El azul es un color cálido, de Julie Maroh: me está gustando mucho, a falta de un tercio (he parado un poco para tensar las jarcias en el balcón y asomarme por aquí). Hay más en espera, les iré contando más despacio.
Ahora me retiro a la cocina, tengo que terminar de hacer una ensaladita campera: pongo un par de huevos a cocer y corto mientras tanto pimiento verde y cebolla, que ya he dejado antes las patatas troceadas y con su poco de aceite y de sal. (No todo van a ser filetacos, a ver...)
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