martes, 11 de septiembre de 2012

Lo de Rajoy de ayer no pensaba verlo, y de hecho estuve aquí sentado, con el twitter abierto, mientras tenía de fondo El Intermedio, pero los comentarios que iba leyendo a propósito me empujaron a levantarme y cambiar de cadena. Me quedé nada, diez minutos, no más, delante de la pantalla. Llegué justo a tiempo de escucharle alabar la reforma laboral, que resulta que es una cosa fenomenal que ha facilitado que no haya EREs de despedir a un montón de gente. Y pude comprobar cómo no contestaba a lo que se le preguntaba, pero ni por asomo. Ni por descuido. Le oí decir lo de no gastar más de lo que se tiene (yo jamás habría podido comprar piso, claro, porque no hay piso que no cueste más, mucho más de lo que tengo o puedo aspirar a tener alguna vez). Y le escuché eso de que una moción de confianza en el Parlamento no tiene ahora ningún sentido, para qué.

Con las mismas, volví a cambiar de canal y me vine aquí otra vez. 

Y quedan todavía tres años de mandato... Este hombre acaba con el país en ese tiempo.

1 comentario:

Alfred dijo...

Yo tampoco lo vi. ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene, me pregunto, hacerle una entrevista de ese tipo a alguien que ya ha reconocido que su palabra no vale una mierda?

Prefiero seguir fijándome en lo que hace, que es lo que al final cuenta e importa, y pasar de lo que dice.

Y lo de que la reforma laboral ha sido un éxito (que eso sí me ha llegado), es de traca, en efecto. O es un intento totalmente descabellado de tomarnos el pelo... o un arranque sorprendente de sinceridad, claro, que si el verdadero objetivo de dicha reforma era que se pudiera despedir mucho y barato, como seguramente fuera, entonces sí que puede concluirse que ha sido un éxito, claro.