Curioso día.
De mañana, cielo muy gris y clase de inglés. Más tarde, charlar con una de las viajeras: de vuelta de Florencia (no llovió tanto), agotada, enamorada de la ciudad. En la plaza, debajo de la enorme bandera, el viento soplaba como en las películas.
Después, una visita relámpago al amigo Lorenzo. Un puñado de tebeos, una cerveza rápida. (De los tebeos habrá tiempo de hablar. Entre ellos, una revista con entrevista a Alex Niño y artículos sobre los filipinos legendarios, de Redondo a Alcalá, pasando por cien más, sin olvidar a De Zúñiga.)
Un paseo hasta el trabajo, cargado de papel.
El sueño, a todo esto, no deja de castigarme. Hombros cargados, bostezar en el momento menos oportuno... todo muy poco sexy, en fin.
¿Cenar? Pasta, con un vasito de vino tinto. Un postre dulce. Jack Bauer, después de la sobremesa.
Y la semana no ha hecho más que empezar...