jueves, 28 de octubre de 2004


Posted by Hello


Terminé, esta misma mañana, de leer el libro de Lorenzo. (Una portada rigurosamente espantosa que, estarán conmigo, no resulta cómodo exhibir en el metro...)

Es un trabajo notable, escrito con soltura y estructurado con inteligencia. Cuenta más cosas de las que uno quisiera saber, y lo hace con buen pulso y, sobre todo (dato fundamental), con ironía: no hay párrafo que no vaya acompañado de una sonrisa cómplice.

(El prólogo, por cierto, quiere ser, también, cómplice... pero se pierde en consideraciones más bien ajenas al lector potencial: el contemporáneo, el actual, el que no sabe qué es eso de Vértice...)

Un libro, en fin, muy aconsejable. A pesar, sí, de la maqueta. (La culpa no es del autor... Doy fe de ello.)

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Y, a la vuelta, en el metro también, Memoria de mis putas tristes. Lo nuevo de García Márquez. En un puñado de páginas, ha conseguido reconciliarme (una vez más) con él.

Como cada uno de sus libros.

Esa prosa rica, barroca, efervescente, evocadora... tan personal, tan única. Tan expresiva.

García Márquez utiliza las palabras como Van Gogh usaba los colores. (No sé si me explico.)

Imagino que mañana lo terminaré: son apenas cien páginas de letra grande y lectura cómoda.

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Hasta el martes no hay clase de inglés.

Queda, eso sí, otro madrugón antes: el domingo.

Las temperaturas bajan. Hoy, el cielo ha estado de color acero, a ratos.

Ha llovido, también.