domingo, 1 de junio de 2008

al día


De repente se nos ha echado encima junio, que suena ya a veranito y manga corta, aunque haya amanecido hoy el día otra vez gris y poco amistoso...

La casa está en silencio ahora. Se escucha un murmullo frigorífico al fondo, en la cocina. Y ruido de pájaros a través de las ventanas, que están todas abiertas. La mesa del comedor está impresentable, la verdad: apuntes desordenados, dos o tres torres de libros, de revistas. Sobre la silla más cercana hay un puñado de álbumes de Micharmut y un cuaderno. El oso de trapo, desde la otra, tiene un aire náufrago.

De cuando en cuando se escucha fuera un coche que pasa despacio, un autobús ronco, los pasos de alguien que madruga para desayunar con churros.


Habría que poner una lavadora hoy...

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