domingo, 11 de diciembre de 2011

lentitud

En Marzo de 2010 un barco remontó el río Paraná desde Buenos Aires hasta Asunción. A bordo, un heterogéneo grupo formado por científicos, artistas visuales, lingüistas, arquitectos, poetas, fotógrafos, antropólogos, músicos, ingenieros, historiadores... y un historietista: Pere Joan. El invento, ideado y financiado por la Agencia Española de Cooperacion y Desarrollo, nacía con la intención de reivindicar el río como algo más que mera vía para el tráfico de mercancías, devolvérselo a las ciudades de su ribera como algo lúdico, y como primer paso para la creación de algo que podría llegar a ser un corredor cultural acuático.

El resultado de la experiencia lo plasma el autor mallorquín en otro de esos libros sinuosos que se resisten a la clasificación y navegan por donde les da la gana con la elegancia propia de toda bestia acuática. Los libros de Pere Joan avanzan siempre de manera orgánica, en ellos es tan importante llegar a buen puerto como el viaje en sí, la travesía. Son poliédricos y sin aristas. Siempre sorprendentes y siempre enigmáticos. Hechos de luz y de tiempo.

Cuaderno de bitácora, agenda de viaje, espacio de reflexión, colección de personajes y anécdotas, relato de aventuras, bloc de notas, diario bienhumorado y reposado... todo eso y más es El aprendizaje de la lentitud. Y la demostración (otra más) de que la confluencia de palabras e imágenes puede generar artefactos muy hermosos.

Lo he dicho ya: este año está lleno de "libros del año", y El aprendizaje de la lentitud (que edita Glénat) es, sin duda, uno de ellos.

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