A ver.
Por un lado, Memoria de mis putas tristes, de García Márquez. Ya lo leí, sí. Y me gustó, claro. Pero... Ay, los peros. Se tiene la sensación de haberlo ya leído... Y no hablo de la historia. Es una especie de sabor familiar, una música demasiado parecida a otras anteriores. ¿Decepcionante? Por supuesto que no... Pero.
Por otro lado, leí también los libritos de Gorey: muy divertidos. (Definamos: no hablo de reír a carcajadas. Hablo de inteligencia, de complicidad. Y hablo de estética, también.)
Y más deberes: mañana mismo cuelgo las portadas de los dos últimos títulos de Sinpalabras: Corben y Conan.
Mañana mismo, sí... Tengo tantas cosas que hacer mañana mismo...