He tenido un sueño: Condoleezza Arroz y un sombrío Aznar contemplaban, cogidos de la mano, un campo de batalla humeante. Estaban dibujados por Russ Heath, como sólo él supo hacer allá por los años de Warren.
A pesar del cielo azul que vuelve a iluminar Madriz, me levanto con un sabor amargo... (Soldados de videojuego sucio rematando heridos en el suelo.) Llamo a una amiga para alegrarme la mañana; está en pijama: ¡necesito ya un móvil con videollamada!
Vuelvo de la compra con mozzarella y vino tinto y unas pizzas frescas muy sabrosas, algunas salchichas, una bolsa de ensalada prelavada (ya saben), bollos para alegrar los desayunos, cerveza. Pongo un viejo recopilatorio de singles de Depeche Mode.
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(En otro orden de cosas, el trabajo de Joss Whedon en Astonishing X-Men es fascinante: recupera el sabor del Claremont clásico, mueve los hilos con sutileza de prestigitador y construye los cliffhangers como pocos han sabido hacer en los últimos años. Además, conoce a los personajes.)