Lo pensaba esta mañana, a la que iba a comprar el pan y eso: uno de estos días (hoy, mañana... me da pereza comprobarlo) cumplirá este espacio dos meses de singladura. Y me pregunto, de cuando en cuando, si el rumbo no será demasiado errático; o previsible, que es peor.
Verán, en mi temprana (y lejana ya, pese a lo que pueda a veces parecer, ay) adolescencia, mis diarios acabaron siendo, siempre, meras listas de la compra: últimos libros, tebeos recientes, lo que veía pero no podía adquirir... (No, jamás hablé de masturbaciones o de esa chica a la que miraba en secreto; lo primero, porque nunca entendí la necesidad de llevar la contabilidad de cuántas veces uno se la menea; lo segundo, porque en secreto quiere decir eso, justamente: en secreto.)
Haciendo memoria sobre estos dos meses, creo que estoy muy lejos, aún, del inventario de compras. No quisiera caer en él...
Por otra parte, no estoy seguro de querer plantearme esto de manera disciplinada. Es decir, que si durante unos días me limito a anotar que el sol calienta más bien poco, si alguna vez hablo de mis amistades (que, por cierto, me permite hacer eso tan decimonónico de citar a la gente por la inicial; algo que me encanta, y que he visto hacer, por ejemplo, a Trapiello en sus diarios), si no voy, durante una temporada, más allá de decir que el día ha sido especialmente asqueroso... pues así será, y no voy a inventarme nada para que el hipotético lector no se sienta defraudado. (Eso, por no hablar de qué es lo que quien pueda leer esto espera en realidad...)
Que habrá días en los que rescate viejos textos (apenas los hay, inéditos) o antiguos proyectos más o menos truncados, como habrá ocasionales disquisiciones como la presente (de la que he perdido, ahora me doy cuenta, el Norte) o, por supuesto, floreados comentarios de actualidad.
Que, en fin, esto seguirá siendo mi rincón, para bien o para mal. Quizá es lo que quería decir cuando empecé a escribir el post... o puede que no. No importa.
Imagino, en cualquier caso, que iré abriendo ventanas. Despacito. Hablando de más cosas. Siendo, a lo mejor, más personal; o privado. (Sin abandonar mi tendencia a apuntar temas que dejo para más adelante... y así quedan, eternamente retrasados.)
Sé que el proceso será (lo está siendo ya) apasionante. Confío en que no defraude a quien lo siga, ahí, al otro lado del éter, de la pantalla, del teclado...