lunes, 15 de noviembre de 2004

otra vez: nocturno

Una noche fría, la de hoy. Y un día atípico. Y memorable.

Cosas mías.

******

Pienso a menudo en este espacio, en qué escribiré aquí. Y pienso a menudo que es el espacio mismo, la posibilidad de escribir lo que se me pase por la cabeza, sea sobre tebeos o sobre... no sé, el tiempo, vino, cine, mis amigas, música, cómo hago la pasta... es todo esto lo que de verdad hace de este ejercicio frágil una aventura.

(Porque frágil es: pensar a quién le va a importar, quién lo va a leer. Pensar, como mucha gente me ha dicho, si tendré algo que contar cada día, o cada cuando sea.)

Una aventura, sí. Cada día estoy más convencido de que lo es. Y cada día estoy más involucrado en ella. Más apasionado. Incluso si, como hoy, apenas si dejo aquí unas líneas que resumen, desordenadamente, algunas impresiones, alguna idea.

Merece la pena estar aquí, creo. Independientemente de quién me lea. (Saber, eso sí, que me leen... es una dosis extra de apasionamiento.)

Y queda, claro, mucho camino por recorrer, muchas ventanas por abrir de par en par. Y muchas puertas que echar abajo.

******

Por lo demás, la luna estaba preciosa esta noche: un paréntesis sobre el horizonte.