F se ha ido. De repente, sin tiempo para despedirse.
Volvió de sus vacaciones más frágil, más encerrada en sí misma que nunca. Y con algún moratón en las piernas.
Me cuentan que apareció una mañana con gafas oscuras y una marca, también oscura, en la frente. Que se marchaba con su familia, que había pasado la noche en casa de un amigo. Que había dejado la casa de su novio.
No sé si habrá tenido tiempo de llevarse sus cosas, toda su colección de zapatos maravillosos, de películas, de libros. (Andaba leyendo a Camille Paglia últimamente, y a la exquisita Pilar Pedraza. Andaba queriendo embarcarse en la tesis: sobre Rembrandt.)
Me dicen que hablaron con ella por teléfono ayer. Que está, sí, con su familia: su madre tiene problemas de salud. Y me dicen que quiere irse, salir, huir. (Y que sintió no poder despedirse...)
Ojalá lo haga. Irse. Ojalá cumpla su sueño y pueda volver a sonreir.
Seguro que la reciben con los brazos abiertos todas las gárgolas de Nuestra Señora de París. Seguro que Eric estará encantado de mostrarle su palacio subterráneo, y querrá tocar para ella piezas de Chet Baker. Seguro que los fantasmas de Henry Miller y Anaïs Nin le sirven de guía, y le enseñan todos los cafés, todas las pensiones verdosas, los tejados poblados de gatos aristocráticos...
Seguro que allí está mejor de lo que nunca pudo estar aquí...
5 comentarios:
Emocionado y bellisimo post, como debía serlo la persona capaz de inspirarlo.
Preciosas palabras para f.
Yo ahora voy al aeropuerto a recibir a mi hijo (tengo tantas ganas de abrazarlo...)
Si por casualidad veo a f por allí esperando su vuelo a París le daré un abrazo de su parte, y le diré que a usted le hubiera gustado mucho despedirse personalmente. Que la próxima vez, si puede ser, le reserve un rato para decirle adiós.
Y le desearé suerte...
Es lindo, éste escrito tuyo de lhoy.
quise decir debe, claro.
Lo es, lo es...
Y seguro que tiene suerte. Se merece tenerla.
(Felicidades, MJ, por cierto... Espero que vaya bien el reencuentro.)
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