En la prensa hoy, además de que Elvira Lindo hable de las memorias de Harpo, me ha gustado el artículo de Jacinto Antón (claro) sobre los lados oscuros de Enyd Blyton. Porque sí, porque tampoco yo supe nunca qué diablos sería eso del pastel de jengibre... y porque imaginarla jugando desnuda al tenis en su mansión es... eso, turbadoramente británico (e irónico).
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