El viernes se termina, y en buena hora, que he amanecido pensando que hoy era sábado y qué les voy a contar. Viernes lento, caluroso y disfrazado. Puf.
Además, hoy se despedía
L, que terminaba su beca y a otra cosa: se la va a echar mucho de menos.
Por lo demás, nada. Todo bien. Y un largo, largo fin de semana por delante.
(Bueno, sí, una novedad: que uno de estos días tengo que ir a recoger las gafas nuevas. De titanio y cristal de rubí, como debe ser.)
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