Anoche, además, Daredevil, que me pareció un poquito menos horrenda de lo que esperaba. (Pero es que esperaba el abismo sin fondo...) Es mala, sí. Y es ridícula, claro.
Pues eso.
Hace solecito por aquí. Esta mañana, sí, los coches aparcados tenían una buena costra de hielo, y la punta de la nariz no ha reaccionado hasta hace unos minutos... pero ahora, en la acera de sol, se puede hasta pasear sin guantes.
(Exagero: ya en alguna parte aclaré que, a mí, el frío me gusta. En general, y depende de cómo y cuándo... pero lo prefiero al verano achicharrante madrileño.)
Hoy, comida de amigos. Un buen restaurante. Buena gente a la mesa. Habrá conversación, habrá risas. Y buen vino.
Considerémoslo el pórtico del nuevo año: de aquí, para arriba.
(Vaya, debo haberme levantado más optimista de lo que pensé... Voy a leer el periódico, a ver si se me pasa...)
Antes, un aviso: esta noche inauguran, en el Canal+, la décima (y última) temporada de Friends, una de esas series que lo tienen todo para ser despreciables... y consiguen ser, sin embargo, indispensables.
(Un aviso más: Fernando Vicente sigue ilustrando en Babelia. Solo por eso, ya merece la pena comprar El País los sábados...)