lunes, 31 de enero de 2005

adiós, enero...

Pues nadie lo diría (y yo menos que nadie), pero se acaba el mes. Primer mes del año 2005.

Adiós, adiós...

(Si oigo a alguien decir lo de parece que fue ayer, cómo pasa el tiempo, esas cosas... dimito.)


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Ha sido un buen día. Primero, porque he vuelto a ver, después de mucho tiempo, a dos buenos amigos: Carlos Puerta, José Antonio Calvo. Exiliados en Galicia desde hace algunos años... y tan vitales, tan divertidos, tan buena gente hoy como lo eran cuando se fueron.

(A Carlos se le va más a menudo por aquí... Hoy, además, ha venido con su Patricia, esa chica de acento dulce y aire de superespía que se lo llevó al norte. Pero con Calvo no coincidía desde... ni me acuerdo cuándo. Sigue como siempre: bonachón, ácido, chispeante.)


Además, por fin me han pasado el pack con la cuarta temporada de Buffy. (Sí, las tengo ya todas. En diferentes ediciones, pero todas. Cualquier día me lío la manta a la cabeza y...)


Además... bueno, un determinado proyecto (del que hablaré sin acertijos en cosa de unos días, se lo prometo) ha cuajado, por fin, ahí, sobre la mesa. Papel impreso. Muchos meses de trabajo.


Pues eso. Como les decía... un buen día. Una buena manera de cerrar enero... y una manera aún mejor de abrir febrero.


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(Ah, sí... Algunas compras. Pero ya mañana, si acaso, se lo cuento a ustedes...)