No se escuchan gritos de batalla, no hay torres de cristal rompiendo el horizonte rosado. Ni siquiera ruinas hay, azotadas por las tormentas de arena roja... Sólo una desolación cristalina, silencio...
Y un paisaje propio de titanes.
Hay en Marte Rojo, una espectacular novela de Kim Stanley Robinson, una descripción de ese paisaje que de verdad engancha y fascina. Hay un viaje en dirigible (si no recuerdo mal, la leí hace tiempo...) cuajado de imágenes potentes, icónicas. Así debería ser la exploración planetaria, al menos en la ficción: más grande que la vida...
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