domingo, 24 de febrero de 2008

domingo, domingo...


Levantarse en gris es lo que tiene. Uno entra en la habitación del pánico para abrir la ventana y que el papel se ventile y siente un acecho inquietante a su alrededor, una sombra de amenaza que a lo mejor tiene que ver con no haber desayunado, vete a saber.

Y luego está toda esa actividad pueril, rebuscar entre los enlaces habituales mientras se escuchan los primeros ruidos de tráfico en la calle húmeda... Actividad pueril y frenética que se ve recompensada cuando se tropieza con joyas como Paternidad friki (traducción apresurada y sin matices, pero la idea está ahí), que me reconcilian con la especie humana. (Contemplen al pequeño Casey vestido de tripulante de la Enterprise, o las fotografías de ese desfile zombie con el pequeño niño zombie en su carrito... Dios existe y colecciona muñequitos de Star Wars, sin duda.)


Y la lluvia inminente.

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