lunes, 16 de marzo de 2009

en rojo


Ayer empezó la temporada de caza de focas en Canadá (o este fin de semana, no lo tengo muy claro). Por ese motivo, un grupo de activistas (o de gente activa, que tampoco lo tengo demasiado claro) montó un acto callejero de denuncia con mucha pintura roja, que siempre es efectiva (y efectista, que es de lo que se trata). Lo sé porque una de ellas acudió a trabajar después, por la tarde, con las manos rojas hasta casi el codo: combinación perturbadora, si añadimos el pelo rubio despeinado y la ropa negra obligada en su puesto.

Con independencia de la anécdota y a pesar de todas mis reservas hacia la ecomilitancia (que son muchas), no puedo dejar de admirar la convicción de esa gente y la fuerza con que la acompañan. (También, un poco, su falta de dudas... debe estar bien ver el mundo así, en bloques compactos de bueno/malo, frío/calor, blanco/negro, bien definidos y delimitados, tú aquí y yo allá y de allá no me muevo.)

6 comentarios:

AnnieChristian dijo...

Aquí en Asturias eso lo vimos claro enseguida: todo el mundo en contra de la fabricación/venta de armas... hasta que se habló de reducir la carga de trabajo y el empleo en la fábrica de armas de Trubia. Complejo.

fcnaranjo dijo...

Mucho. Todo.

Calo dijo...

Bueno, pero lo de las focas está claro, ¿no?...

J- Edén

fcnaranjo dijo...

Sí, lo de las focas sí. Casi todo lo demás, menos... pero eso en concreto sí.

Anónimo dijo...

Si la misma intensa activación se pusiera para acabar con el hambre en el mundo...

fcnaranjo dijo...

No se crea: son pocos y, aunque ruidosos, no han acabado con las matanzas de focas ni con casi nada más... Seguramente no acabarían con el hambre en ninguna parte, por pequeña que fuera...