La tarde fue ayer un poco acelerada y como en piloto automático. Vino a verme R, que pasaba unos días en Madriz y se vuelve a Albacete hoy o mañana, no sé bien. (Fue una sorpresa, hacía mucho que no sabía de ella: está guapa y está bien, y me alegro mucho.)
La noche fue de las buenas, ya se imaginarán: todavía me dura la sonrisa. (Este hombre transmite felicidad solamente con estar en el escenario, qué cosa maravillosa...) Y hoy, soleado: su poquito de pasta con un vaso de vino y a relajarse, que la semana será larga.
Buenos días, en fin; aunque sea ya la hora del vermut. (Por cierto... que me queda un poquito aún: a ello voy. A su salud de ustedes.)
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