Landero sigue en forma: su novela se bebe y se ríe con ganas. Una risa con su punto amargo, como debe ser.
De vuelta a casa, la televisión se ve rarita: como a medio codificar. No sé si será la antena, la emisión, las emisiones secretas desde marte o que va a petar... y ahí andamos, en la duda.
Por lo demás, que es domingo. No les digo más.
(Actualizando casi a las 11: la interferencia marciana terminó de joder ya, así que todo vuelve a la normalidad en la pantalla. Otra cosa es que, a estas alturas, haya algo que ver...)
1 comentario:
A mí la tele -una plasma de 50 pulgadas, no le digo más- se me ve de miedo. Lo que se me ha jodido es el lector de duvedés. Si es que no hay nada redondo, demonios... aparte de los propios duvedés, claro.
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