the future

Lo cuenta bien Liniers en la tira de aquí arriba y lo hemos contado muchos, en el mismo tono socarrón, más de una vez y más de dos: a ver, ¿dónde está el futuro que soñamos cuando soñábamos futuros? ¿Dónde los aerocoches, los robots y las colonias marcianas?

Dejando las bromas aparte, me recuerdo a mí mismo calculando la edad que tendría en el año 2001, en 2010, en 2020... Con su poco de asombro, me imaginaba no muy distinto de como soy, pero en entornos rigurosamente diferentes al mundo que hoy vivimos, decorados y paisajes de serie B. (Y eso que a HGWells llegué con cierto retraso... Lo mío tuvo más que ver con Star Wars, Asimov y El Aviador Dro. Bueno, y con Ditko, claro...)

Si ahora miro hacia atrás veo que en este tiempo he dejado un puñadito de historietas publicadas en revistas dispersas. He dejado también un libro sobre Alan Moore que hoy no escribiría como lo escribí entonces, pero del que no me arrepiento ni un poquito (y que fue, además, reto personal superado y ya con eso me vale). Un álbum construído en colaboración con dos titanes que son también dos maneras opuestas de entender la Historieta, un álbum (La momia sin ojos, se tituló) que se publicó en el mercado francés y aquí y del que me siento todavía orgulloso justo por eso: el proceso de elaboración fue emocionante y educativo, y el resultado final mantiene, creo, una frescura notable.

Veo allí atrás, a lo lejos, un cuento infantil para adultos (ese híbrido raro tan de moda hoy, ya saben) que continúa en el limbo. Veo varios proyectos a medio armar. Veo mucha pereza, mucho dolce far niente, mucha curiosidad por cosas nuevas y mucho volver siempre a lo mismo, que uno es como es.

Y está el futuro. Quiero decir... 2010 y eso. Miro y me doy cuenta de que este blog lleva abierto cinco años ya (y sus tres meses de pico), por ejemplo. Y me doy cuenta de que, bueno, sigo enganchado a él y a lo que significa: el contacto con gente, compartir curiosidades y descubrimientos y decepciones, señalar rabias y reír gracias... Y me doy cuenta, también, de que hay una pila de cosas por leer aquí al lado, sobre la mesa, que sigo esperando y deseando que me sorprendan, ya sea en una pantalla o al abrir las páginas de un libro, de un tebeo. Que sigo buscando (con los matices propios de, en fin, el tiempo) lo mismo que entonces, cuando restaba años con los dedos y me veía a mí mismo comprando billetes para las colonias de Marte...

Eso, 2010 y todo en el aire, todavía. El futuro.

Y yo con estos pelos...