Hay días que parecen semanas, y se arrastran despacito, y van dejando girones enganchados en el filo de cada hora. Y hay semanas que pasan sin dejarse sentir, sin que seamos conscientes de que ya es miércoles, no, viernes... ¿domingo? Caramba...
Y hay insomnios de no ver la cama, de largas horas de lectura o televisión intempestiva, pero los hay de caerse de sueño hacia la media noche y despertar sin remedio mucho antes del alba, con sabor a lejía en la garganta y un dolor sordo y mullido en la trastienda de los ojos.
Y hay, a veces, mañanas de dos aspirinas con el café, de cielo sucio y aire frío, de humor espeso, de querer no estar.
(Todo lo cual no quita para que el sol se asome de cuando en cuando y Parálisis Permanente susurren en los altavoces su pueril y agria versión de I wanna be your dog y haya un libro de Chesterton a medio leer ahí al lado, remedio seguro para cualquier mal, sea o no de orden moral...)
2 comentarios:
Don Francisco, ¿podría enviarme un mail a tirafrutas@hotmail.com? Tengo que preguntarle una cosilla...
Señor Naranjo, ya es definitivo: es usted el sueño de los guionistas de pelis de polis de los 60 y 70, que se levantaban siempre ojerosos y se desayunaban con dos aspirinas efervescentes. De esos que buscaban los pozos de café en la basura ante la lata vacía del producto y que nunca distinguían más de tonos (claro y oscuro) antes de las 12. Humor negro sureño le llaman. Un saludo
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