domingo, 2 de abril de 2006

otro domingo

Domingo de tinta, por así decir: abundante lectura, música, un poco de sol al otro lado de la ventana.

Vayamos por partes. Lo primero, una reflexión espontánea al hilo de una información leída hoy en el diario. Una reflexión pueril, si quieren. Resulta que Chita, el chimpancé que acompañó a Tarzán en las viejas películas de Weismuller, cumple 74 años. Y parece que en Peñíscola, en el festival, le darán un premio. No, no viene a recibirlo: el pobre (porque es varón, pese a lo que todos pensábamos) anda muy mayor y el viaje podría acabar con él. Se traslada no sé quién allá, a los USA, para entregarlo.

O igual he entendido yo mal lo leído.

La cosa es que, ya ven, mientras Chita recibe su premio y cumple años, a mí me tocará trabajar ese día. ¿No percibe nadie la ironía de la cosa? ¿O estoy susceptible, acaso?




Pero, a lo que vamos. Lecturas.

Por un lado, acabé ya con Mauricio o las elecciones primarias. Ya lo dije: a mí me ha gustado mucho. (Además, este mismo año aparecerá en castellano Gloria, otra obra de teatro firmada por Mendoza. Albricias.) Pero he estado leyendo más, hoy. Sin ir más lejos, Sexy Chix, una antología de historietistas femeninas a cargo de Diana Schutz y editada por Dark Horse que tiene los defectos propios de todo libro de este tipo: irregularidad del material seleccionado; pero que tiene, además, un tufillo general más desafortunado de lo que uno podía prever, porque de su lectura sería muy fácil deducir que las historietistas norteamericanas tienen muy poco que decir, y muy pocos temas que tratar, o bien que se han empeñado, para la ocasión, en buscar peripecias premeditadamente femeninas (que ya, ni feministas). Un pequeño desastre del que se salvan, claro, un puñadito de nombres: Colleen Coover, Jill Thompson, Roberta Gregory.


¿Más? Sí. El Capitán Escarlata. Guión de David B e imágenes de Guibert. Una joya, me parece. Una incursión en el fantástico francés, con toda su carga surrealista y enloquecida, con toda la belleza de las pesadillas más oscuras. Un poema tenebroso y muy bello, un juego, una declaración estética. Un placer.


Y tengo en casa, además, El Hombre del Saco, premio Hospital Sant Joan de Déu 2005. Un cuento de Josep M. Jové, ilustrado por el gran Tha. Edita, con gusto, Círculo de Lectores y laGalera. Merece la pena reencontrarse con un dibujante del que nadie parece acordarse, apartado del medio por puro hastío y que no ha perdido ni un ápice de su talento, de su maravilloso saber hacer. (El cuento en sí, qué quieren... ni lo he leído. Lo cierto es que no me atrae en absoluto. Es muy corto, imagino que le daré una oportunidad antes de cenar... Pero las ilustraciones son espectaculares.)



Y poco más les cuento, por hoy. Ya mañana...

3 comentarios:

j. dijo...

Pues me alegro que su retirada no haya sido por problemas de salud, que el silencio en torno hacía pensar eso. Pedazo de dibujante, cierto. Hace un tiempo ví otro relato ilustrado por él, en Anaya creo. Imagino que trabajará para la publicidad, también: alguien capaz de representar de forma elegante y sin embargo realista coches y entornos urbanos, ha de ser muy apreciado en ese medio. Y justamente retribuido.

Será cosa de echarle un ojo a El capitan escarlata; me fío de guionista y comentaristas. :)

Un saludo

Anónimo dijo...

>>>no haya sido por problemas de salud>>>

Hasta donde yo sé: por hastío.

(Y justificado, añado).
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j. dijo...

Ya... Puedo imaginármelo; la ilusión, por serle toda respuesta el silencio, convertida en rutina. Y la pregunta fatal: ¿para qué? Pero quizá exagero...

Un saludo.