Es definitivo: está aquí, y vino a quedarse.
Aceras abrasadas, moscas, la atmósfera sofocante del metro y los aires acondicionados heladores en depende dónde.
Se terminan las series en la tele, se mudan los programas a otros horarios.
Y las lecturas pendientes se amontonan, a la espera de un inminente tiempo libre que, seguramente, ni será tanto ni tan libre...
Aceras abrasadas, moscas, la atmósfera sofocante del metro y los aires acondicionados heladores en depende dónde.
Se terminan las series en la tele, se mudan los programas a otros horarios.
Y las lecturas pendientes se amontonan, a la espera de un inminente tiempo libre que, seguramente, ni será tanto ni tan libre...
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