mi mamá está en américa...

Es uno de esos libros que se leen sin esfuerzo y se quedan luego a vivir. De los que tienen carga, doble fondo. Ya saben, de los que gusta tener dos copias para poder regalar una.

Uno de esos libros que utiliza el lenguaje de la historieta con libertad, que lo mezcla y lo corta, lo injerta de literatura y lo enriquece de ilustración, un jugoso híbrido que no deja de ser ninguna de sus partes para ser un todo abierto.

Uno de esos libros que vienen a demostrar que, bueno, no es que haya temas no tratables, es que no hay narices para abordarlos sin ponerse solemnes. La infancia, la muerte... y en ningún momento la sonrisa se borra de los labios del lector. (Y no por ello se renuncia al rigor, cuidado. No por ello se cae en lo banal.)

Uno de esos libros de leer y disfrutar, y una demostración de que Émile Bravo es muy grande. (Sin olvidar a Jean Regnaud, que firma un guión delicado, brillante en su aparente invisibilidad.)

(La edición, de Ponent Mon, excelente.)