one of us...

En los meses últimos no he parado de tropezar con accidentes sanitarios a mi alrededor, más o menos cercanos, con mayor o menor gravedad. (En algún caso, la gravedad acabó en el tanatorio, ya les dije.) Ha habido bajadas suicidas de azúcar y alguna depresión, un par de herpes de los de no saber cómo respirar sin que te duela, la colección inevitable y navideña de desórdenes más o menos intestinales, bajas de toda índole, gente que va y viene y cuando quieres pararte a mirar no están desde hace días, el cristal que rasga un antebrazo. Y uno que camina como de puntillas, procurando no llamar la atención, no sea que.

El último aviso, MA, el hermano de L: un súbito infarto del que se ha recuperado ya, no hay peligro, debe ser de mi edad y está razonablemente sano para alguien que trabaja no sé cuántas horas al día... y nos regala a todos una escena que es oro puro. Lo llevan para hacerle una resonancia, un escáner, qué sé yo, y a través de la puerta se ve la máquina, ya saben, como salida de una peli de Cronenberg, y L que le dice en broma que es como estar en House y MA, desde detrás de la puerta que se cierra, que le pregunta a voces si ha visto ya el último episodio, que es cojonudo y que tal y cual...

Definitivamente, ya ven, uno de los nuestros.