lunes, 5 de mayo de 2008

libros y libros


A ver, a riesgo de volver a decir obviedades. Es que no entiendo muy bien la polémica... o sí, pero lo que no entiendo son determinadas actitudes. Ya saben, los cruzados de la excelencia, yo esas cosas no las leo, a mí el mercado no me interesa, yo es que no me molesto... (Una actitud en la que todos caemos alguna vez, que yo mismo no he leído a Ken Follet y mucho menos a Dan Brown; porque no me ha dado la gana, mayormente.)

Todo esto, a cuento de Zafón y El juego del ángel, que ya he terminado de leer. (Y de disfrutar, pero de eso les cuento luego.) Por ejemplo: ayer, en Público. Atentos no al texto del reportaje, más bien simplón; atentos a los comentarios de la gente. Que es a lo que iba yo.

Lo he dicho en otro sitio, y puede que más de una vez: yo a Zafón lo leí por pura casualidad y cuando todavía no era un best-seller internacional. Una novela (La sombra del viento) de la que me llamó la atención la fotografía de cubierta y una solapa intrigante, y que compré a ciegas porque a ciegas he comprado otros libros, otros discos; la compré porque en ese momento buscaba algo que leer, algo que no tuviera en casa, algo inesperado. Y me gustó. Me gustó mucho. Y la recomendé, la presté, animé a otros a leerla. Como mucha otra gente, al parecer: la brutal campaña de marketing que acompaña a El juego del ángel brilló por su ausencia entonces, fue una novela que se vendió despacito y gracias al impulso de los lectores que fueron (fuimos) corriendo la voz. ¿Por qué me gustó? Ya hemos hablado de eso: me gustó la recuperación que en ella se hace del folletín de ambiente más gótico y desquiciado, me gustó la elaboración de un lenguaje que huele a añejo (un poco lo mismo hacía De Prada, pero él acabó enloqueciendo, empantanado en su propio mundo de diccionarios de viejo y de conspiraciones mediáticas de medio pelo; Zafón es más sensato, sabe bien dónde empieza y acaba la impostura), me gustó el desparpajo con que se reivindica en sus páginas lo fantástico y la reelaboración de una Barcelona irreal, falsa, puro atrezzo expresionista. Y me gustó que se tratara al lector con respeto, que se le diera género y peripecia sin menospreciarlo, sin bajar el listón.

Ahora, después de vender qué sé yo cuántos libros en no sé cuantísimos países, llega la secuela/precuela, acompañada (esta vez sí) de una campaña arrolladora que pone los pelos de punta. Pero, de la misma forma que La sombra del viento no es mejor libro porque subiera sus ventas poquito a poco, El juego del ángel no es peor novela por estar en el centro de un circo inédito en el mercado literario español. En ella se abunda en los elementos que definen a la anterior, cuaja el universo de ficción de Zafón (que ha anunciado otros dos títulos para cuando buenamente pueda, el hombre). En ella repiten algunos personajes y ambientes, y repiten la fascinación del autor por una determinada literatura, su reivindicación (en las formas, en la anécdota y hasta un poco en el fondo).

No les voy a contar el argumento, desde luego. Saben de sobra que no suelo hacerlo. Sí les contaré que se desarrolla en los años 20, pero da lo mismo. Lo que tiene Zafón y el mundo ficticio de Zafón es justo eso: ficción. Las referencias temporales son escasas y no sé si acertadas; y da lo mismo, porque no afectan en absoluto a la trama. Lo que importa está: la descripción de una Barcelona mítica, lovecraftiana a veces, solemne y gótica. Un puñado de personajes irónicos y descreídos, conscientes en todo momento de su papel. El placer de contar una historia de esas que estaban llenas de vueltas de tuerca, sorpresas y trampantojos.

(Y sí, hay fallos: hay un par de escenas en las que el tiempo interno se desbarata y el anochecer sucede al amanecer sin solución de continuidad, descuidos de raccord achacables, me parece, a las prisas. No le hubiera venido mal un repasito antes de enviarla a imprenta. Y, a lo mejor, hasta se hubiera podido aligerar, ya que estamos, de un centenar de páginas de sobrepeso...)


Me ha gustado El juego del ángel, y sigo sin entender la polémica. Literariamente (sea eso lo que sea), es seguro que no se la estudiará en los Institutos dentro de cincuenta años. ¿Y? Hablamos de otra cosa.

Tampoco entiendo, ojo, que se menosprecie a Zafón precisamente desde esos otros guetos, la fantasía, el policial... que, a la larga, tienen un porcentaje de talibanismo altísimo. Quien sólo lee space-opera (por un poner, que igual podría mentar a quien únicamente lee a clásicos ingleses del XIX) reprocha al mainstream que haya superventas, las campañas publicitarias, los libros de aeropuerto. Pero el público general lo único que pide es que le cuenten historias, lo dijimos hace unos días. Y no le importa que transcurran en Hogwarts, en la Barcelona tenebrosa de Zafón, en el Madrid grotesco de Carrere o en un futuro muy, muy lejano: historias, peripecias. La literatura es un lujo, lo decía Chesterton: la literatura como arte mayor, la excelencia, ya saben. Pero la ficción... ay, eso es una necesidad. Es como respirar. Y con Zafón se respira mucho y bien.

18 comentarios:

AnnieChristian dijo...

¿Se puede aplaudir?

maria josé dijo...

Le ha salido a usted bordao, sí señor.
Besos!

AnnieChristian dijo...

Espero que esto no suene a peloteo barato pero, ¿de verdad es tan complicado que los críticos escriban sobre literatura buscando el placer de la lectura en lugar de disfrutar de encontrarle las cicatrices a las obras? Es que, y supongo que no me ocurrirá sólo a mi, leo aquí las, por necesidad, breves pinceladas sobre las lecturas del señor Naranjo y me apetece, casi siempre, bajar a la librería a comprar el libro para pasar un buen rato, cosa que no me ocurre generalmente con los suplementos literarios.

Y eso teniendo en cuenta que el texto termina diciendo que bien le podrían sobrar unas 100 páginas.

Anónimo dijo...

Es que eso de "El Público" sonaba como muy rencoroso; creo. Como a deporte nacional...

JC
--

Anónimo dijo...

Pues muy de acuerdo. A ver cuando me puedo poner con "el ángel", de "la sombra" a mi me gustó el comienzo y hasta casi la mitad del libro, luego, reconozco, que decaí un poco. Pero el comienzo me hizo recordar tiempos de adolescente cuando devoraba páginas en el sopor de las vacaciones de verano. Hacía mucho tiempo que no me entusiasmaba tanto. Ya le contaré ya... ;)

Anónimo dijo...

A lo mejor es que era (o es) un libro para adolescentes :-)

Anónimo dijo...

¡¡Puagh...!!

Marketing, marketing, marketing. Puro atrezzo. Mucha purpurina y lentejuela. No se confunda con todo lo que brilla, no siempre es oro.

Tanta "acuarela", tanta agua, a mí me ahoga. No entro en el género. Es más, no creo que nadie, ningún crítico, haya entrado a matar en cuanto al género. Yo no he leído nada al respecto. Pero, vamos, se trata de mí. Al contrario, sí se le acusa de escritor pretencioso y abusón, en cuanto a trucos y recursos y demás. Un pelín "tramposo", sí...

Ya le digo, atrezzo. Usted mira por detrás, y todo es de mentirijillas. Se lo juro, y usted lo sabe, mejor que yo: existen otros autores... y, encima, escriben mejor, ¿para qué perder el tiempo con éste...?

Octavio B. (señor punch) dijo...

Magnífico razonamiento, Francisco.
Además, leyendo el foro Público cabe preguntarse en qué mundo vive la gente: ¿alguien se esperaba otra cosa cuando fuera que saliese lo nuevo de Zafón? Yo la mega campaña la sobre-entendía, sabía que vendría con el producto. Pero que la gente juzgue la cosa por el cómo nos la venden...
Y conste que no he leído a Zafón, aunque frente a los Revertes y demás best sellers, en entrevistas me ha parecido un hombre sensato y tranquilo, que ya no es poco.

Anónimo dijo...

Poco se puede añadir a su comentario Sr. Naranjo.En la mesilla tengo mi ejemplar esperando turno (que ya le llega).

De todos modos le digo algo más, que coño.
Lo que yo no entiendo es la posición de aquellos que opinan sobre una obra, cualquiera, sin haberse molestado en leerla. Que resulta triste leer comentarios de gentes por esos mundos que califican una obra de mierda y luego se jactan de no haberla leído. Que a un autor se le puede alabar o criticar, pero al menos que le den una oportunidad para conocerle antes de medirle por sus éxitos mediáticos y no por los literarios. Como bien dice, Zafón no se comió un colín aquí hasta que se le empezó a reivindicar desde otros países (creo que se empezó a alabarle desde España a partir de una Feria del Libro en Alemania y su sorprendente éxito pero antes de eso poca gente (usted y pocos más) habían leído "La sombra del viento" o cualquier otra de sus novelas anteriores.

A mí me gusta Zafón en "La sombra del viento" por todas esas cosas que comenta y por la habilidad para narrar y sobre todo entretener sin tomar por tonto al lector dándole todo hecho y su habilidad para dejar que la novela consuma sus "tempos" y vaya creciendo por sí sola. Y yo no le descubrí pronto que fue sólo hace unos años porque, como muchos, también desconfiaba del éxito. Eso sí, sin conocerle, no opinaba. Que no es Cervantes ya lo sabemos pero tampoco creo que haya que crucificarle por ganarse la vida (y muy bien supongo) escribiendo.

Creo que está un poco desordenado y eso, pero es que este tema me calienta y me disparo.

Impacientes Saludos.

Anónimo dijo...

Yo, como tratamiento de choque después del zafonazo ese que se ha metido, le recomiendo El padre de Blancanieves.

Por lo demás, ya conoce mi opinión.

Pero que si usted ha disfrutado, ¡albricias!

Anónimo dijo...

errr

pues ami me me gustó (y mucho) "El padre de Blancanieves" y no he leido "La sombra del viento" ( lo haré, me fio de Don F., ya son muchos años).
pero, aparte, errr
¿lo mio es grave?

Luis de luis

Anónimo dijo...

Ya sabe lo que me fío de usted, señor JJP, pero, en este caso, ¿no le recuerda a usted, lo de la señora Gopegui, la idea básica, esa sobre la que gira el resto de la novela, como aquella del señor Ian McEwan en “Amor perdurable”?

Yo no he leído la de Gopegui, simplemente, me he puesto a buscar de qué iba “El padre de Blancanieves” por Internet, y en la primera psinopsis que se me ha mostrado, la del señor McEwan, que me ha venido a la cabeza.

También puedo ser yo, eh…

Anónimo dijo...

No,no, Ángel.

Hay algo en Gopegui que no tiene nada que ver con marear la perdiz, tipo McEwan.

Hay algo sólido, lúcido, algo que no sé definir bien. Un planteamiento distinto de la literatura, no formalmente, sino en contenido, en sustancia, en cómo interactúa con el lector. Lo pulsa, lo cuestiona.

Hay en lo último de Gopegui algo inusual, insólito en los montones y montones de páginas de literatura que se escriben y se nos ponen hoy a la venta.

Hay una gran inteligencia.

Y, lo que es más importante, un gran manejo de esa inteligencia.

Y además está exenta de las tres cosas que más detesto en literatura: pretenciosidad, maniqueismo y panfletarismo.

No sé, es tan raro y queda tan lejano en el tiempo encontrar un ntexto así. Sabiendo lo que se quiere y cómo se quiere.

Anónimo dijo...

Ah, y perdone señor N. por hablar aquí de Gopegui, en lugar de Zafón, que fue el que dió lugar a su texto.

Anónimo dijo...

amigo jjp,
localice (si no lo tiene ya)el librito "Un pistoletazo en medio de un concierto" de B.G.
Le gustará.

Luis de Luis

fcnaranjo dijo...

Hombre, aquí puede usted hablar de lo que quiera y de quien quiera, bien lo sabe. (Y nunca es mal momento para hablar de escritoras como la señorita Gopegui. Tengo, de hace tiempo, en la reserva esta novela suya... sólo he leído y oído cosas buenas al respecto y su opinión es justo la que faltaba.)

Anónimo dijo...

Lo localizaré, amigo Luis, no lo dude.
Y gracias.

Anónimo dijo...

dn F., este ha sido un catárquico "post" para algunos de sus fieles que se han liberado del "placer culpable" de leer (y disfrutar)a Zafón.
;)

Luis de Luis