viernes, 22 de agosto de 2008

dudas y carroña

Es un tema complicado. Hay opiniones, hay maneras de entender las cosas. Y están los hechos crudos, ahí mismo, al alcance de la mano. La muerte televisada, el dolor ajeno transformado en pornografía.

Hablo del accidente, del espectáculo televisivo, de la duda legítima: ¿hasta dónde llega nuestro derecho a saber qué y cómo ha ocurrido, hasta dónde la obligación de la cámara de estar ahí y contar y mostrar y explicar? ¿Cómo se construye la noticia a pie de pista, a pie de morgue; cómo se gestiona el dolor?

Hay para un debate largo (que acabará por consumirse en sí mismo, me temo, hasta la próxima catástrofe). Dos ejemplos: uno y dos.





(Bola extra: o cómo cada cabra tira para su monte nauseabundo.)

2 comentarios:

AnnieChristian dijo...

Es el signo de los tiempos, como la catástrofe ha sido enorme, hay que llenar muchas páginas/horas, como no hay datos para tanto, puesto que lo único que puede hacerse es describir el accidente -y quizás ni eso-, todo el mundo se pone a especular y claro, cuando no se tiene ni idea de nada, todo son suposiciones y de ahí a la duda y al titular explosivo hay un paso.

Los especialistas, como debe ser, están callados trabajando y hablarán cuando tengan algún dato nítido, que será inútil porque la acumulación de basura ya habrá hecho su trabajo y cualquier información será puesta en duda y mediatizada.

Me juego una caña a que habrá medios que encuentren al gobierno culpable en algún aspecto. Al tiempo.

Por lo pronto ya ha habido un periódico que ha tenido "los santos cojones" -con perdón- de relacionar los problemas económicos de la empresa con el accidente, -sin pruebas, claro, puesto que aún no se sabe la causa-, que podría ser cierto, o no, pero la mecha ya está encendida.

Llevamos unas semanas que da asco ser persona.

Anónimo dijo...

El gran carnaval.