No sé en qué fase, pero llevo unos días raros a la hora de los encuentros, inesperados siempre. Hoy, sin ir más lejos, (y hoy fue ayer, por cierto: martes) he saludado a Jordi Sánchez después de muchos años desde la última vez que nos vimos. Con su chica, con su hija (lo que ha crecido, la niña...). Jordi es un buen amigo. Jordi fue alguien importante en el mundillo de los tebeos en este país. Jordi escribió el mejor libro que se ha escrito (o que yo he leído, al menos) sobre Tim Burton. Jordi es un buen tipo, afable y alegre, alguien que cae bien a la primera y que, después, no defrauda. Un amigo, en fin: ya lo he dicho antes.
Hemos hablado cinco minutos apenas: mala hora, mal momento, mal lugar. Pero me ha alegrado mucho volver a verle.
Por lo demás... martes, qué les voy a contar. (Bueno, sí: Torchwood esta noche. Dos capítulos. No se lo pierdan.)
Hemos hablado cinco minutos apenas: mala hora, mal momento, mal lugar. Pero me ha alegrado mucho volver a verle.
Por lo demás... martes, qué les voy a contar. (Bueno, sí: Torchwood esta noche. Dos capítulos. No se lo pierdan.)
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