Nunca me habían regalado una salchicha, pero mi amiga A (tengo demasiadas amigas con la misma inicial, esto es un lío) ha vuelto de sus vacaciones alemanas con unas cuantas salchichas king-size para su gente, y con unos cuantos folletos de exposiciones germanas (la de Rothko, por un poner, que parece brutal). Y me ha hecho ilusión, además, el regalo. Qué mujer... hay una novela en ella; ahí, al alcance de la mano. (Y otra en su pasado, por cierto.)
Por lo demás, un día extraño el de hoy. (He visto, además, un adelanto del programa absurdo de entrevistas de TeleMadrid, el de Buroaga: esta semana, con Nicolás Redondo, que con 80 años o así tiene la cabeza más bien dispersa, y con de Prada, que con mucha menos edad tiene la cabeza no ya dispersa, sino en un muy avanzado estado de putrefacción.)
Y no sé qué hacen que no conectan con Cuatro ahora mismo: ¡Torchwood!
Buenas noches.
Por lo demás, un día extraño el de hoy. (He visto, además, un adelanto del programa absurdo de entrevistas de TeleMadrid, el de Buroaga: esta semana, con Nicolás Redondo, que con 80 años o así tiene la cabeza más bien dispersa, y con de Prada, que con mucha menos edad tiene la cabeza no ya dispersa, sino en un muy avanzado estado de putrefacción.)
Y no sé qué hacen que no conectan con Cuatro ahora mismo: ¡Torchwood!
Buenas noches.
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