A raíz de esto, que viene a ser el típico texto idiota y desinformado de mediados de agosto de cada año y que, como cada año, ha revuelto su poquito a los que lo han leído por ahí, el señor Marín se ha marcado una entrada bien armada y sensata, escrita con los pies en el suelo y mucha mili hecha, con la que no puedo estar más de acuerdo. Lean, lean...
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