Los preparativos van ya muy avanzados, si bien todavía no ha empezado la mudanza en sí misma. Probablemente será larga y lenta, como son las cosas en mi casa, pero no creo que pase más de una semana antes de que definitivamente nos traslademos allí... otra cosa, ya digo, será el traslado de la biblioteca. Paciencia. Verá que, sin que nadie acabe de darse cuenta, en un tiempo parecerá que llevamos allí toda la vida, como una invasión silenciosa. (En el sentido menos tóxico del concepto, claro: no deje que Ben malinterprete mis palabras.)
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Le dejo ahora con los preparativos de esta última noche del año. Espero que la pasen los cuatro en paz, que no haya incursiones alienígenas o llamadas de socorro desde otra dimensión, que no tengan que enfrentar más amenaza subterránea que la de las televisiones retransmitiendo las doce campanadas.
Feliz año 2011 (y hasta muy pronto).