La mañana fue casi caótica, después de escuchar llover desde la cama mucho rato y la puntualidad británica de los que entregaban mesa y silla en el edificio Baxter. Una reunión que, la verdad, me podría haber ahorrado, más lluvia, aventuras por Madriz y llegar a casa después de las tres.
Por la tarde, y después de un par de píldoras de Sheldon y compañía, lavadora y algo de compra y todavía no he abierto los periódicos, ahora que me doy cuenta...
... y me duelen un poco los riñones, que no está ya uno para tanto trote, a ver...
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