Ya saben ustedes que a Sfar le tengo querencia, está de más que lo diga. Con sus más y sus menos, me parece uno de los talentos más estimulantes del tebeo francés (y su película me gustó mucho, además).
Sus más y sus menos, decía. No todos sus trabajos están a la misma altura, y además no todos me gustan tanto como los que más me gustan. Por ejemplo, me dejó más bien frío la primera entrega de Los viejos tiempos, que editó Ponent Mon hace poco. Sin embargo, y de la misma editorial, acabo de leerme del tirón una pequeña joya poco apta para vegetarianos, El señor cocodrilo está muerto de hambre: una fábula desconcertante, llena de buen humor y desparpajo, que a más de uno pondrá los pelos de punta. Echen un ojo, seguro que les sorprende (y, con suerte, les gusta) tanto como a mí.
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