Al llegar a casa ni me acuerdo de subir el termostato. Días largos estos últimos, aunque hoy la cosa ha sido más bien (y en comparación) liviana.
Ahora, unos días libres. Con sus cosas, claro: mañana, a primera hora, esperar un par de envíos en el edificio Baxter. Luego, reunión. Después, recoger unas sillas que luego habrá que montar.
Y no digo más: hora de meterse en el sobre, que estoy cansado y tengo los riñones últimamente al jerez.
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