Un regalo, un lápiz bonito para apuntar cosas, para sombrear dudas.
Un regalo que hoy me han hecho, un lápiz de color gris, oscuro. Un lápiz de grafito, de tacto agradable y cálido.
Un lápiz que me gusta tener en la mano porque pesa, porque huele como los lápices olían cuando era yo pequeño: a madera y sacapuntas.
Me gusta mucho mi lápiz nuevo. Lo tengo aquí, con los otros, con los bolígrafos y rotuladores, con un borrador un poco mugriento, entre un montón de papeles cubiertos de notas apresuradas.
Un regalo que hoy me han hecho, un lápiz de color gris, oscuro. Un lápiz de grafito, de tacto agradable y cálido.
Un lápiz que me gusta tener en la mano porque pesa, porque huele como los lápices olían cuando era yo pequeño: a madera y sacapuntas.
Me gusta mucho mi lápiz nuevo. Lo tengo aquí, con los otros, con los bolígrafos y rotuladores, con un borrador un poco mugriento, entre un montón de papeles cubiertos de notas apresuradas.
2 comentarios:
Vamos, que le gusta a usted más un lápiz que a un tonto un... ups.
(Perdón por el chascarrillo, pero es que lo había puesto usted a huevo, oiga, no me diga que no)
Un saludo.
A huevo, sí... je...
Pero vamos, que lo que me gusta es este lápiz, no cualquiera...
Publicar un comentario