Leídos los dos primeros álbumes gracias a la cortesía del Gran L, qué puedo decir: me ha gustado mucho el tono reposado y lo cuidado de la ambientación, que a lo mejor es falsa o de cartón piedra, pero no lo parece (y eso es lo que cuenta). Y me ha gustado la labor de un dibujante que se maneja bien en las distancias cortas y borda los planos largos y de localización: notable, lo bien que resuelve los exteriores y cómo es capaz de sugerir la profundidad, el espacio, el aire. Me ha gustado un guión que caracteriza con pocas palabras, que hace avanzar la trama con diálogos ajustados y que se apoya en la imagen muda para resolver no pocas secuencias. Y me ha gustado la premisa, sencilla y muy abierta, de género bien encajado en otro género (fantástico con ambientación histórica). La lectura quizá peca de un exceso de laconismo, creo yo... pero son cosas mías. ¿No parece que no dé tiempo a encariñarse con los personajes, con ninguno? Claro que no es esa su pretensión, a lo mejor. Un buen trabajo de los autores, en cualquier caso, que actualizan las formas clásicas sin llegar a transgredirlas.
3 comentarios:
Me está dando usted la excusa perfecta, amigo Naranjo, para ceder a mis instintos, darme el capricho, y sucumbir ante la irresistible belleza de esos dibujos, que lo sepa.
(Como si necesitara excusa alguna, sí, ya, pero... usted me entiende... supongo)
Un saludo.
Por mi blog lloraba yo hace un tiempito: "No entiendo el vacío crítico al que se ha condenado esta estupenda serie (tan intrascendente, tan lejana de lo "auteur" como grata de leer y releer), de la que apenas se habla en la red".
Me alegro que aquí se haya descubierto con agrado este tebeo. Yo, por dar un pero, diría que entre los dos libros no se advierte progresión dramática. Son cuatro tomos, pero ¿son un todo o simplemente cuatro aventuras?¿Son cuatro con un sentido unitario o son 4 como podrían ser 44? Por tanto no puedo decir que critique, en todo caso me hago preguntas sobre el devenir de esta serie, lo que tampoco es malo, no...
Yo he leído el primero, que me dejó frío, y el cuarto, que me gustó más aún cuando tenía uno de esos momentos que deberían usarse como ejemplo de lo que no debe hacerse nunca en guión.
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