martes, 16 de septiembre de 2008

instrucciones para leer Príncipe Valiente


Sería prudente considerar una silla cómoda, quizá con reposabrazos. Y una mesa despejada de papeles, con luz cenital. Los libros de la edición de Caldas (que es la edición que hay que tener y la que hay leer, por tanto) son grandes y de tapa blanda; la opción del sillón o el sofá mullidos queda descartada, acaba uno echado inevitablemente hacia delante para sostener bien el álbum, para poder contemplar cada plancha en una sola mirada, completa.

Sería buena cosa contar con tiempo por delante. Es cierto que leer cada libro de una sola vez puede resultar abrumador, de manera que lo conveniente será no contar con un límite horario y dejarse llevar, por tanto, por el mero placer de la lectura. Cuando los ojos se fatiguen, cuando empecemos a demorarnos más de la cuenta en los detalles de cada viñeta o cuando, por el contrario, nuestra vista acabe por perderse con demasiada frecuencia en lo que sea que se pueda ver detrás de la ventana ; o bien cuando el cuello, las cervicales, empiecen a dar señales de alarma, lo mejor será colocar un marcapáginas alargado y flexible y cerrar el libro, dejar la lectura para más adelante. No convertirla en obligación ni en trabajo penoso.

Es lícito plantear si quizá convendría una música u otra para acompañar las andanzas de Val y sus gentes, o para acompañar nuestras propias andanzas por entre sus páginas. Hay tantas opciones como lectores, por supuesto, si bien me atrevo a sugerir que no es conveniente escuchar canciones en idiomas inteligibles, para evitar que otras palabras se entrelacen con las de Foster y nuestra atención acabe por diluirse. Es lícito también preguntarse hasta qué punto es prudente enfrentarse a las páginas en crudo o si será mejor recalar antes en el texto de introducción que firma el maestro Marín en las últimas páginas de cada volumen. Personalmente, quien les habla prefiere leer antes el postfacio, aunque siempre se da el caso de que, al terminar cada libro, vuelvo a leerlo como manera de rematar la aventura.


(Está ya en mi poder el quinto libro, en el que Aleta hace su definitiva aparición para quedarse y, en cierta medida, robarle el protagonismo al príncipe Valiente en lo sucesivo. Acepten un consejo: háganse con él, si es que no lo tienen ya, y déjense llevar. Merece la pena el viaje.)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La parte en que Val rescata a Aleta de una ciudad fortaleza me ha parecido el mejor momento del Prícipe Valiente y una de las cumbres del cómics como arte.

Anónimo dijo...

¿Y de beber?

JC
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fcnaranjo dijo...

Para beber, algo que sea hogareño, por así decir. Nada que pueda distraer o intoxicar: ni vino ni hidromiel ni licores.

Si acaso. Pero, la verdad: beber, comer... distrae de la lectura.

Anónimo dijo...

Le falta el color. Prefiero volver a leer la edición de Planeta.

Anónimo dijo...

Pero...

... ¿qué dice?

JC
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