El cielo ha estado gris y he ido a comprar algunas cosas (productos de primera necesidad, seguro que se hacen una idea: mozzarella, vino, alguna conserva, ajetes tiernos y tomates sabrosos, huevos frescos). Hoy he caído en la cuenta de que, en los últimos días (en las últimas semanas, quizá) hay más palomas que de costumbre. Muchas, y más bien descaradas. Torpes, también: parece que les cuesta apartarse del paso. Venía por la acera a buen paso, cargado de bolsas, y he visto a un puñado de ellas en el alféizar de una ventana. La persiana, deteriorada y con listones de madera, estaba bajada, y ellas no dejaban de moverse, se amontonaban una sobre la otra, se apartaban a empujones, provocaban una sensación indefinible, a medio camino entre la sorpresa y el asco.
(Para cenar tengo lacón recién cortado. Si uno mezcla en un cuenquito un poco de pimentón y aceite de oliva, si lo agita con cuidado y luego lo vierte sobre las lascas de lacón que ha colocado previamente en un plato grande y llano, si luego mete el plato en el microondas y lo calienta un poco, lo justo, el resultado, se lo puedo asegurar, es de chuparse los dedos. Con pan tierno para luego mojar, con un vaso de vino tinto, con un poco de queso... en fin, no les digo más.)
4 comentarios:
Vaya ganas de cenar que me ha provocado...
:-)
¿Y no le ha recordado inmediatamente lo de las palomas al corto aquel de animación, de Sylvain Chomet (director, asimismo, de la deliciosa "Bienvenidos a Belleville"), el de "La vieille dame et les pigeons"?
De no ser así, será que no lo ha visto, porque la escena que describe, con su puntito inquietante y tal, me lo ha traído directamente a la cabeza, vaya.
Un saludo.
Bufff soy vegetariana pero casi me ha dado hambre jejeje
Un beso
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