sábado, 11 de agosto de 2007

correo

(...)

Por lo demás, todo bien. El alunizaje fue algo accidentado, pero mereció la pena el susto: no te imaginas lo que es esto, amiga. Un horizonte limpio, cortado a cuchillo y como al alcance de la mano. Las sombras, la luz de plata, un contraste que no se percibe en las fotografías. Y el silencio... Hay siempre, a todas horas, una sensación de absoluto silencio, con independencia de lo que suene en los auriculares, con independencia del omnipresente murmullo de los ventiladores, con independencia de la cháchara de la radio... un silencio tremendo, una presencia (o quizá una ausencia, como si en un paisaje familiar faltara algo, hubiera un hueco inexplicable), un recordatorio constante de que estamos fuera de lugar, de que el espacio es otra cosa... No sé cómo explicarlo.

Dentro de un rato saldremos para la Base Cavor. El transporte parece un escarabajo.



Ah, se me olvidaba: el frío. En la Luna hace frío siempre, no importa dónde ni cuándo. El frío empapa todo, se te mete dentro. Un frío terrible... (Claro, no es buena idea buscar el sol: la solución no es freírse.)

(...)

No hay comentarios: