Futuros añejos, con olor a papel gastado, a vinilo y polvo, a madera vieja.
El ruido de una máquina de escribir, el timbre de un teléfono.
Afuera, arriba, en la azotea, la sombra de un dirigible. Gris, recortado contra el cielo rojo.
Y una cámara fotográfica. Me encanta el sonido de la cámara, el obturador, el chasquido metálico... Me provoca un escalofrío, la piel se me eriza y noto como una mano que se deslizara por la espalda y me presionara la nuca...
Y la luna llena oculta entre nubes de vértigo...