jueves, 10 de noviembre de 2005

calefacción

Ayer, imágenes de nieve en las televisiones. Lluvia en Catalunya y en otros sitios, el Norte y eso. Y nieve por acá, en la sierra, Navacerrada. Niños tirando bolas de nieve. Una niebla helada, gente aterida.

Hoy ha amanecido menos frío el día, pero ya el cielo azul transparente de primera hora se está embozando en gris plomo...

Ayer encendí la calefacción. No muy alta, pero ya hacía falta... Los pies se quedan fríos, pese a todo, delante de la pantalla. (Delante de cualquier pantalla, sí...) Y las manos.

Hoy miro el calendario. Poco menos de dos meses para terminar el año. (Seis, siete semanas... Dos domingos y alguna fiesta de trabajo. Un puñado de lunes...) Poco menos de dos meses para cambiar, colgar el calendario de Charles Addams y empezar un año nuevo...

Y ayer me planteaba: habría que ir poniéndose las pilas, que está Europa ahí al lado, y en enero saldrá (para Angouléme, supongo) el primer álbum con mi nombre en portada... y no estaría de más que hubiera para entonces algo más, alguna otra propuesta...

Hoy, mientras la luz se va opacando y ya casi tengo que escribir a tientas, me decido. Sí, hay que plantearse el año inminente como un poco más activo, más productivo, que este 2005 de sorpresas y despistes...


(¿Decisiones de año nuevo? ¿Para qué? Uno las olvida al día siguiente de comprometerse...)